*
¿Era posible escribir cuando todo complotaba para disminuirlo y fragmentarlo?
Sergio Pitol
*
Babylon (Damien Chazelle [director], EE. UU., Paramount Pictures, 2022, 189 minutos). Cuando vi el tráiler de este film brinqué de emoción, y al momento de mirarla en la pantalla permanecí al bode de mi butaca. Babylon es una película soberbia –claro, hay muchxs que piensan que es un asco, hay otrxs que piensan que es una pérdida de tiempo, y unxs más que es una abominación del séptimo arte–, y su trama debe ser analizada desde distintas perspectivas. A continuación, señalo algunas:
- Como una carta de amor –o un homenaje– o de odio –o una crítica– de su director y guionista al cine;
- Como una historia de los años en los que se construyó el imperio hollywoodense, y de los años en que las películas en blanco y negro y sin sonido dejan fenecen para que puedan nacer las que cuentan con colores brillantes y sonidos espectaculares;
- Como una fiesta visual (los recursos fílmicos son formidables), sonora (el soundtrack es maravilloso) y emocionante;
- Como la vida, la miseria, las lágrimas, el éxito, los excesos, el fracaso y el ocaso de Nellie LaRoy (Margot Robbie);
- Como la estrepitosa caída del actor (y borracho y galán y espléndido y fiestero) Jack Conrad (Brad Pitt);
- Como el enamoramiento, el triunfo y el infortunio de Manuel Manny Torres (Diego Calva);
- Como la lucha contra el racismo de virtuoso trompetista Sidney Palmer (Jovan Adepo);
- Como un recorrido por el rostro (la belleza), el esqueleto (los lugares de filmación y las oficinas), los nervios (los cables, las claquetas, los guiones, la iluminación), la piel (la vida cotidiana), los músculos (los trabajadores, los extras), el estómago (las fiestas interminables), el intestino grueso (los excesos: drogas, alcohol, tabaco, muerte, apuestas, suicidios, mierda), la bilis (la envidia, la crítica destructiva, la maldad de los dueños) de Hollywood.
Babylon es una fiesta cinematográfica de la década de 1920, y es un hecho que su música, risas y tintineo de copas y se siguen escuchando hasta el día de hoy.
*
I’ll just keep playing back / These fragments of time / Everywhere I go / These moments will shine…
Daft Punk
*
Terrified 2 (Damien Leone [director], El payaso siniestro, EE. UU., Imagen Films Mx./CINEDIGM/Scream Box, 2022, 138 minutos). Y sí, me dejé llevar por la curiosidad y en compañía de Aliz fui a ver esta película. La trama es sencilla: un año después de que el violento y silencioso Art the Clown lustrara de sangre los espacios públicos y privados del condado de Miles, su siniestra figura es vista (claro, todo esto sucede unos días del Halloween, sino que chiste) en varias partes. Sienna Shaw (Lauren LaVera) ve alterada su vida. Cada una de sus actividades –incluso sus sueños– se vuelven oscuras, pues en todas ellas el payaso, que viste un traje de color blanco y negro, se hace presente. En lo que resta de la película, ella y su hermano Jonathan (Elliot Fullam), harán todo lo posible para frenar a Art. Terrified 2 es un filme sangriento, con algunos momentos divertidos y una gran fotografía y efectos especiales que puede esperar a ver en la comodidad de su hogar.
*
La imagen que tenemos de la ciudad siempre es algo anacrónica. El café ha degenerado en bar; el zaguán que nos dejaba entrever los patios y la parra es ahora un borroso corredor con un ascensor al fondo.
Jorge Luis Borges.
*
La imagen urbana de la calle Estaño (colonia Felipe Ángeles, alcaldía Venustiano Carranza) ha cambiado mucho, en especial en el tramo en el que se encuentra asentado el Hospital Materno Infantil Inguarán. En lo que alguna vez fue una gran explanada en la que había varias canchas de básquetbol y futbol se construyó el Pilares Felipe Ángeles. Las canchas regularmente estaban llenas de niños, adolescentes y adultos. En cambio, el Pilares es un edificio vacío, sucio, muerto. La destrucción de este espacio alejó a los deportistas, y la nueva construcción no ha logrado atraer la atención del público objeto de las actividades educativas, culturales, deportivas y sociales que oferta…
*
Actualmente se está construyendo una cancha de futbol rápido a un costado del Pilares Felipe Ángeles. Las autoridades responsables –tras una mala o inexistente planeación– han considerado que es necesario regresar lo que queda del espacio a su función original. La obra genera ruido, polvo y mugre, y de paso ha clausurado un sendero que era usado por transeúntes, empleados de los negocios del rumbo, alumnos y alumnas de la Primaria Batallón de San Blas y la Secundaria Diurna número 64, amas de casa y gente del barrio. Es evidente que era necesaria una intervención que ayudara a la limpieza y conservación del Parque Recreativo General Felipe Ángeles. Pero las obras referidas no son la solución. Es posible que los problemas de ambulantaje, insalubridad, deterioro de los árboles, tiraderos clandestinos eventuales y recurrentes… se incrementen. No importa el partido político del que emanen los funcionarios públicos de la Ciudad de México y la alcaldía Venustiano Carranza. Desde hace varios años la constante –o el gran negocio, o la corrupción, o las órdenes, o la tradición– es construir-destruir-construir-destruir, fomentar el comercio ambulante y la gradual pérdida del espacio público y las áreas verdes.
*
Diario de La Malinche
24 de enero de 2023
Por el frío, por los viajes de Aliz, porque no nos alcanzaba el tiempo, por… otras razones, no habíamos ido a correr a nuestro amado Parque Calles. Mientras Aliz concluía su tercera vuelta fui darme un rol al Parque Popular Rastro (colonia Popular Rastro, alcaldía Venustiano Carranza, asentado en las calles, en el sentido del reloj y con dirección al norte: Cobre, Congreso de la Unión, Aluminio, Inde). La última vez que estuve ahí vi que unos impetuosos albañiles hacían agujeros en el pavimento y las áreas verdes. Como me gusta mucho ir a los aparatos para hacer ejercicio de ese parque (pues por las mañanas era como tener un gimnasio privado) en un principio vi con entusiasmo la obra en proceso. El parque es un área verde deprimida por varias razones: las personas en situación de calle que viven entre los juegos infantiles (se entiende que buscan un hogar para vivir, pero el aroma de sus mierdas y orines es insoportable), los juegos mecánicos abandonados, los tiraderos clandestinos recurrentes, la enfermedad de algunos árboles, los coches que son estacionados por los franeleros, los charcos de agua podrida que dejan los tráileres que cargan y descargan carne, vísceras, piel y huesos de reses y cerdos, las montañas de vasos de unicel y las vomitadas que cada semana dejan los visitantes (con tendencias alcohólicas) del tianguis que se instala los fines de semana, las bolsas negras rotas y el fleje que dejan las personas que se ponen a cargar ropa y colchas en unos autobuses sin asientos, las montañas de mierdas de perros, las decenas de gallinas y palomas que son usadas en rituales de santería… Sin embargo, la obra va por otro lado: enrejar el parque. De momento han retirado los aparatos y algunos juegos infantiles. No creo que esta acción sea la solución (salió verso sin esfuerzo). Por alguna razón a lxs chilangxs nos parecen opresivas las áreas cerradas (quizás esa sea la razón del éxito del ambulantaje). La mejor prueba de esto es el relativo fracaso del área para perros construida hace unos años en ese parque. Son muy pocas las personas que llevan a sus bendiciones a ese sitio. De hecho, en este momento una pareja juaga con sus perritos a un costado del área confinada para los canes. Él lanza una pelota a un perrito color miel, mientras ella levanta una inmensa mierda que acaba de salir del culo de un can de hermoso pelaje. Llegan los albañiles y empiezan a trabajar. La pareja sigue jugando con sus perrihijos (ella botó la bolsa con mierda en un charco de agua podrida). Creo que es hora de cruzar la calle y esperar a Aliz y volver a casa.
*
…los organilleros de barrios y zonas céntricas con sus canciones que evocan los mejores tiempos de su clientela (la idealización del pasado, cortesía de las frustraciones del presente).
Carlos Monsiváis
*
Enero 25
Escribo estas notas mientras la música de un organillo inunda la calle Norte 86. Me asomo a la ventana y veo al hombre sosteniendo el organillo y dándole vuelta a la manivela. A unos pasos se encuentra el joven que le pide a las personas una moneda que les permita ganarse la vida y seguir con esta tradición sonora. Hay suerte: varias personas depositan unas monedas en el interior de la tradicional gorra. Cae la moneda y hay una sonrisa franca, otra moneda y otra sonrisa agradecida. La música sigue –“La Bikina”– y besa mi cara. El joven toca algunas puertas. Cierro la ventana y bajo las escaleras y abro la puerta y me acerco al joven. Deposito la moneda y me quedo escuchando el concierto urbano. Ahora suena “Cielito Lindo”. Trato de recordar el momento en que escuché por primera vez el sonido de un organillo. Quizás no fue la primera vez; pero sí la primera que recuerdo: Camino junto a mi mamá. Es muy temprano para mí. Huelo a limpio y siento mi cabello húmedo. Vamos por la calle El 14. Nos detenemos en una tienda en la que hay una jaula en la que se encuentra encerrado y dormido un cotorro. Mi mamá me compra una Paleta Payaso y un Boing de triangulito de sabor mango. “Son para que te los comas en el recreo. En tu mochila hay una torta y una manzana”. Su voz se funde con las notas del organillo. Un señor con ropas de color café claro se acerca. Mi mamá deposita unas monedas en la tacita de plástico. Me observa y sonríe y seguimos caminando. Es casi un hecho que sea el recuerdo de mi primer día de clases en un jardín de niños ubicado en la calle Proaño de la colonia Valle Gómez. Seguimos caminando y me siento el niño más feliz del mundo…
Pedro Sánchez
Texto
Fotos de los lugares capturadas de Google Maps.
Fotos de las películas tomadas del sitio web de Cinépolis
Enero 26, 2023
500 pasteles nomás para él 