Fragmentos Diversos T7-11

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Ante la incertidumbre, creamos rituales propios. De ahí que algunos se obsesionen por recuperar, a través de la escritura, lo que se sabe perdido. 

Olivia Teroba

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La noche de Tlatelolco 

Pero las visiones aisladas son impresionantes: mujeres cosidas a la altura del vientre por las balas de las metralletas; niños con la cabeza destrozada por el impacto de los disparos de alto poder, pacíficos transeúntes acribillados; ambulantes y periodistas caídos en el cumplimiento de su labor cotidiana; estudiantes, policías y soldados muertos y heridos… quizá la visión más sobrecogedora fue la de numerosos zapatos ensangrentados que se desparramaban en el área, como mudos testigos de la desaparición de sus dueños. 

José Luis Mejías, “Mitin Trágico”, Diario de la Tarde, México, 3 de octubre de 1968 (pp. 290-201)

Ficha técnica: Elena Poniatowska Amor, La noche de Tlatelolco. Testimonios de historia oral, México, Seix Barral (Biblioteca Elena Poniatowska), 2023, 400 pp., incluye numerosas fotografías.  

Por muchos años leí fragmentos de esta obra en diversas bibliotecas y librerías. No podría explicar bien la razón que me impedía adquirir una copia, pero el caso es que ya tengo una y por fin pude leer todos los testimonios que la integran.

El libro tiene dos partes (Ganar la calle y La noche de Tlatelolco), una galería de imágenes históricas y una cronología de los hechos. Su estructura puede ser entendida como una novela coral, un reportaje colectivo, una denuncia ciudadana, una declaración de principios, una crónica policiaca, y su contenido puede ser analizado desde la óptica de la sociología, la ciencia política, la antropología, las ciencias de la comunicación, la geografía urbana, la literatura, la historia. 

El lector y la lectora que se internan en sus páginas (sin importar la forma en que analicen el contenido y la forma) sale de ellas con un sentimiento de rabia, tristeza e impotencia, pues saben que las manifestaciones realizadas por los y las estudiantes eran la vía adecuada para exigir mayor libertad, igualdad y tolerancia a las autoridades.

Mientras leemos la juventud que deseaba cambiar las cosas desfila ante nuestros ojos. Nos vamos enterando que en el movimiento había idealistas, filósofos, juristas, soñadores, desmadrosos, alegres, escépticos, fresitas, mirones, aventadas. Ellxs nos cuentan que tenían ideas que los unían y los distanciaban. Sabían que podían cambiar el curso de las cosas, pero de lo que no estaban enterados es que en una siniestra balacera todo se iría al carajo. 

Los protagonistas del movimiento estudiantil eran conscientes de que los meses previos a los Juegos Olímpicos eran la coyuntura ideal para que sus peticiones fueran escuchadas y visualizadas. Los representantes del Estado vieron en esas acciones un obstáculo en su ruta de acceso a la modernidad y el primer mundo. Por ello, cada alumno y alumna se convirtieron en agitadores y agentes de oscuros intereses, y su aniquilación, bajo los argumentos del uso legítimo de la violencia y la razón de Estado, estaba justificada.     

La noche de Tlatelolco es un libro que no debe pasar de moda, pues en cada pasaje, cada recuerdo, cada testimonio, cada denuncia, cada persona desaparecida, cada gota de sangre, cada llanto, cada voz de una ama de casa, maestra, obrero, estudiante, profesionista, médico, rescatista, poeta… se encuentra el origen, el desarrollo y la violenta aniquilación de un movimiento social, y también el doloroso nacimiento de la sociedad civil participativa.

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Encuentro sonidero 

El camión avanza lentamente. Observo los singulares edificios que le dan identidad a esta zona, entre ellos la preciosa Torre Insignia de la Unidad Nonoalco-Tlatelolco que parece agonizar entre la densa nube gris que cubre a la Ciudad de los Palacios. A mi lado viene sentado un hombre. No parece cómodo: se levanta del asiento, consulta algo en su celular, mira con incertidumbre el paisaje urbano. Me pregunta si la siguiente esquina es para San Cosme, le respondo que todavía le falta, me da las gracias y se levanta y se cambia de lugar. 

Llegamos a nuestro destino y le aviso. Descendemos de la unidad de transporte público. Observo al señor y me doy cuenta que es el locutor del Sonido Fajardo. Me regreso a saludarlo. Pese a que hace diez años coincidimos en varios eventos no me reconoce. Ahora le pregunto si va al evento en La FARO Cosmos. Asiente con la cabeza. Cruzamos la calzada México-Tacuba (una de las cuatro calzadas construidas por los mexicas), ingresamos al recinto cultural y nos registramos.

Por muchos años critiqué las Expo-Sonideras que la familia Monsalvo organiza en diversos puntos del STC Metro. Mi argumento (bastante pedante, por cierto): siempre van las mismas personas a los eventos. Comienzo a pensar que estas reuniones sonideras (que buscan analizar-estudiar-difundir-preservar al movimiento sonidero, se escucha pedante, pero ése es su principal objetivo) van por el mismo camino, pues siempre asistimos los mismos y las mismas: Ely Fania y Luis, Pío del Sonido Sensación Latina, el fotógrafo Tonatiuh Cabello, varias Musas Sonideras, el muy amable locutor del Sonido Supremo, Toño Macondo, Lucio Zárate del Sonido Rumba Caliente, Pedro Valverde del Sonido Extasys Tempest, Joaquín de los Venados de La Raza… 

Paso al lugar en el que en se va a desarrollar el primer encuentro de información, análisis y debate de la próxima Declaratoria de la Cultura Sonidera como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Ciudad de México. Veo con agrado que a las caras conocidas se van sumando otras: el fotógrafo César Martínez, Producciones Pegasso, el Sonidero Enmascarado, la Batichica, Sonido Retro, Víctor Pérez del Sonido Amistad Caracas, Arturo Heras del Sonido Latin Fania, Domingo Picazo del Sonido Rolly Mix, los Discolocos, Layla Sánchez Kuri…     

Inicia la charla que puede resumirse en lo siguiente: 

  • Claudia Curiel de Icaza, titular de la Secretaría de Cultura de la CDMX: la intervención de la funcionaria puede entenderse como parte del discurso oficial de gobierno en funciones, es decir: para ellxs todas las manifestaciones culturales y las personas que las practican son importantes. De esta forma, las sonideras, los sonideros, los bailadores, las bailadoras, el universo que los rodea (publicistas, música, tecnología, gráfica, vestuario, promotores, historia, etcétera, etcétera) y las actividades que realizan se aceptan, regulan, visibilizan y protegen. También señaló que no se trata de una ocurrencia, ni de un tema coyuntural, ni político (desde mi punto de vista lo es), ni de beneficiar a un grupo en particular (que es una de las grandes amenazas de la declaratoria), y destacó la importancia de la participación de los sonideros en el Zócalo en el marco de la Noche de Primavera (2023) y pidió que permanezcan unidxs (soñar no cuesta nada).  
  • Carlos Tejeda, coordinador del Sector de Cultura y Ciencia de la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y La Cultura (UNESCO) en México: su participación fue breve y concreta y se enfocó en el marco del derecho internacional que regula la salvaguardia del patrimonio cultural intangible de cada nación. Explicó cuál es la herramienta jurídica más importante (el texto de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial del año 2003) y algunos conceptos claves: el plan de salvaguardia (acuerdo entre la comunidad que práctica la expresión cultural y los agentes que están alrededor de la dicha expresión), la triada: comunidad-práctica-transmite, los cinco ámbitos: tradiciones y expresiones orales, artes del espectáculo (la cultura sonidera entra en este campo), usos sociales, rituales y actos festivos, conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo, técnicas artesanales tradicionales.  
  • Jorge Muciño Arias, director general de Gestión Institucional y Cooperación Cultural de la Secretaría de Cultura local: le tocó la chamba que más pesada y tediosa: explicar cuál es el marco legal (Ley de patrimonio cultural, natural y biocultural de la Ciudad de México), dar la definición de patrimonio cultural (artículo 2 de dicha ley), señalar qué es una declaratoria, explicar qué es un plan de salvaguardia y cuáles son cada una de sus fases, y comentar quién es la persona que interviene en su proceso (todo está en la ley, son 18 páginas: léala).  
  • Mariana Delgado, directora del Proyecto Sonidero: su discurso fue breve y emotivo y una forma de agradecer a las personas que asistieron a la reunión. También comentó sobre el expediente (provisional/borrador) que se encuentra en línea y que en líneas generales trata de explicar qué es la cultura sonidera. 

Después de la mesa informativa vino la amada-odiada ronda de preguntas, respuestas, comentario, discursos, chistes y promociones. En primer lugar, tomó el micrófono David Mendoza de Sonido/Producciones Retro. Mendoza hizo un uso excesivo del tiempo, pues repitió lo que ya ha expresado en otros foros y eventos y que ha circulado en redes sociales: su preocupación por que la declaratoria no sea letra muerta y que los sonideros queden igual o peor de desprotegidos. El gran problema, no sólo de David, sino de muchos asistentes, es que no entendieron que la reunión tenía un objetivo cultural. Es cierto que las y los sonideros se enfrentan a la falta de foros para realizar eventos y la intolerancia por parte de las autoridades en el ejercicio de su oficio, pero se había dicho que habría más foros, y probablemente uno de ellos será económico. David continuaba hablando y todo comenzó a descontrolarse. Algunos le chiflaban o le decían que ya se callara. Posteriormente hubo más intervenciones. Víctor Pérez señaló que todos los sonideros son iguales y que estaba mal que La Changa tocara en un escenario en el Zócalo mientras los demás lo hacían a debajo y con un tocadiscos (aplausos, chiflidos, alguien le mentó la madre, otro le dijo pinche anciano envidioso, y una voz femenina gritó: “Saquen a La Rakona”). Arturo Heras puso a la orden una colección de videos para que se investigue la cultura sonidera. Más participaciones y empieza a darme un sueño terrible. Alguien habla de la seguridad laboral de todos los sonideros (es decir: sin importar el género musical que proyecten/trabajen). Un caballero señala la importancia de que apoyen a los sonideros con capacidades diferentes e invitan al descontrolado respetable a que escuchen un programa de radio en internet. Una persona de los Discolocos lee un documento en el que se señala que las discotecas móviles y la cultura High Energy deben ser consideradas (siempre lo han sido) y protegidas y para que la CDMX sea la Ciudad High Energy o algo por el estilo. Las intervenciones siguen. Hablan las mujeres: la importancia de las genealogías, de la ruptura de la herencia del micrófono de padre a hijo, de que ella fue la primera (mientras gesticula y camina de un lado para otro como si tuviera ganas de ir al baño), de las mujeres que se sobreponen a cualquier adversidad, de que los sonideros son lo más importante…  

Muchas personas comienzan a irse. Los titulares de los programas sonideros que se transmiten en YouTube apagan sus cámaras. En la parte inferior del foro hay un desmadre. Las personas corren de un lado a otro ya sea para tomar una fotografía o video o para tomarse la selfie del recuerdo con Ramón Rojo del Sonido La Cha-Cha-Cha-Cha-Changaaaa… Me siento un tanto incómodo y no me halló. Subo y bajo las escaleras como un idiota. Abro mi libreta y hago un apunte que ahora mismo no entiendo. Saludo a mis amistades y converso con ellas. Mariana, Carlos y Jorge se ven sacados de pedo. El evento se convirtió en un tianguis. Quizás Claudia Curiel lo presentía y por esa razón se salió antes. Por fin alguien se apiada y todo concluye. La gran mayoría de los asistentes que se quedaron hasta el final bajan y se saludan y se despiden. Fue una jornada pesada. Yo ni participé y me siento cansado. Mejor no hacerlo. Habría dicho puras idioteces: la politización de los y las sonideras, la declaratoria es el proceso de institucionalización del movimiento sonidero, los principales beneficiados con todo esto serán… sí; puras idioteces.   

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Una tarde con Ely Fania

He caminado tanto que se me han roto los calcetines. Recorrí todas las secciones de la Unidad Nonoalco-Tlatelolco, y posteriormente, en compañía de mi amigo Antonio Nieto Cuevas y una ligera llovizna, varias de las horribles y sucias cuadras de Jesús Carranza y el Eje Uno Norte. 

Ahora camino por el Eje Central hasta llegar a la Plaza Garibaldi. Son las cinco de la tarde y escucho una música tropical salir de la puerta de acceso de El Sinaloense. Le pregunto a un caballero por el baile y me dice que ya empezó, pero que todavía no hay nadie. Paso al interior del pequeño y cómodo lugar (cuenta con escenario, pista de baile, barra, sanitarios, mesas, sillas, luces, pilares cubiertos con cuerda para lazar ganado, posters de Espinoza Paz, Lupillo y Jenny Rivera, sombreros colgados del techo) y saludo a Leticia Valadez Aguirre: la locutora del Sonido La Dama Antillana.

Me doy una vuelta por la plaza y tomo algunas fotografías de las estatuas de los ídolos de la música vernácula. Voy brincando las piedras que se encuentran dispersas y esquivando a los trabajadores que tratan de embellecer a este lugar. Le envió un mensaje a Ely Fania y me responde que en breve llegará. 

Regreso al Sinaloense y cinco minutos después llega mi amiga. Sonríe y me muestra su equipo de trabajo. Se levanta de la silla de ruedas y con seguridad sube las escaleras y camina hacia el sitio en el que instalara su cabina de sonido. 

Luis y yo vigilamos sus pasos y la ayudamos a instalar todo. Unos minutos después La Dama Antillana la deja probar y empieza su primer set que es bailado por un par de bailarines. Me tomo una cerveza y converso con ella. Hay tantos temas para charlar. Comenzamos con el K-pop, y le digo que quizás sea la primera sonidera que usa temas de BTS como fondo musical. 

Es miércoles y son las seis de la tarde. En Garibaldi comienza a caer la noche. En el interior del Sinaloense Ely y Lety se dan un buen agarrón. La segunda programa salsa consagrada, y la primera pone varios temas peruanos interesantes. La gente comienza a llegar. Son unas cinco personas, pero quizás entren unas cien personas en el transcurso del baile. Bebo otras cervezas y me emborracho. Bailo un par de canciones y me siento cansado y feliz. Sigo platicando con mi amiga. Los bailadores y bailadoras llegan y la saludan. De pronto, algo pasa, le dicen que un tema más y ya se acabó. 

Hay desconcierto y se hacen varias bolitas que comentan los hechos. Pedro Valverde se queda con cara de what?, y yo le hago segunda. Por una ironía del destino llegan varias personas mientras desconectan el audio. Ely está enojada. Las personas se quedan un rato y después se van retirando. Unxs simpáticxs ahijadxs de mi amiga le dicen que no se preocupe. Que total ya están ahí que vayan a cenar algo en lo que llega Luis (que anda trabajando en su coche). Salimos del lugar y el personal apaga las luces. Caminamos por el Eje Central hasta llegar a los puestos de La Güera (comidas corridas, tacos y tortas). Cenamos y charlamos y cotorreamos. Una vez que terminamos regresamos a la plaza. 

Los ahijados (lamento no haber memorizado sus nombres) se despiden. Pedro, Ely y yo nos quedamos en ese lugar. Platicamos de la reunión del lunes. Sacamos conclusiones, teorías, ideas y tratamos de completar el rompecabezas sonidero. La noche arropa Garibaldi y los mariachis corretean a los automóviles que buscan sus servicios. Un señor cansado nos ofrece boleros a veinte pesos. Varios chavos se acercan a vendernos dulces. De un momento a otro nos quedamos callados. En ese instante una ambulancia sale a toda velocidad del paso a desnivel. Su sirena se escucha extremadamente triste. Cuando las sirenas suenan así es que pasó algo feo, dice Ely (más tarde leí que una persona fue asesinada en el interior del Metro Bellas Artes). Llega Luis. Nos despedimos de Pedro. Arranca el automóvil y recorremos el Paseo de Reforma que es coronado por los edificios de Tlatelolco. 

Pedro Sánchez

Texto y fotos

Julio 7, 2023           

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