Fragmentos Diversos T7-13

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Hay textos que serán siempre nuestros callejones sin salida; fragmentos que serán un puente. 

Valeria Luiselli 

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Paseando por Los Pinos

Hace trece días visité por primera vez el Complejo Cultural Los Pinos. Cuando llegué a la puerta de acceso puse mi mejor y más sonriente cara y me preparé para la revisión pormenorizada de mi triste figura. No hubo tal y pasé y comencé a recorrer el otrora centro de la vida presidencial. Varias decenas de personas toman fotografías de los dinosaurios (una impresionante metáfora de los mandatarios que vivieron en este lugar) que adornan las áreas verdes, los inmuebles y las calzadas. Varias decenas de visitantes recorren los pasillos y observan las piezas artísticas y los muebles que fueron usados con fines culturales, políticos, económicos y diplomáticos. Aunque hace frío algunas familias se encuentran recostadas en el césped de los jardines. Ingreso a la Casa Miguel Alemán y la abandono inmediatamente. Me resulta difícil saber cuándo volveré a este lugar y no quiero irme de él sin ver el busto de don Daniel Cosío Villegas, el padre de la Ciencia Política Mexicana Moderna, y la estatua de Carlos Salinas de Gortari, el ex presidente que fragmentó el sistema político teorizado por don Daniel.        

Encuentro el busto y la estatua y comienza llover. Un aire helado me hace preguntar con insistencia por el Salón Venustiano Carranza. Lo localizó e ingreso. Aunque hacen falta varios minutos para que comience la presentación de la reimpresión del libro La vida en La Barranca, de David Cortés, ya hay varias personas ocupando las sillas. Me siento y veo de reojo un cuadro de Salinas de Gortari. Entro a tomarle a una fotografía y regreso a mi asiento y me encuentro con mi amiga Zel Cabrera. Da comienzo el evento. Zel y yo nos ponemos al día y nos contamos chismes y nos reímos de todo. El texto es presentado –o vuelto a presentar– a la sociedad por Alejandro González Castillo (que lee un texto en el que aborda su relación con el autor, la importancia de volver a poner en circulación una obra de una banda tan singular y su pasión por la misma) y Rafael Catana (que hace énfasis en el papel del grupo y su guitarrista en un medio tan plagado de bandas famosas y la escasez de biografías de cantantes de rock mexicano). Termina la presentación y compro el libro y le pido al autor que me lo firme. 

Zel se retiró unos minutos antes de que concluyera el evento y me dejó encargada su bolsa. La espero mientras reviso mis redes sociales y hojeo el libro. Cuando regresa viene acompañada de Mario Bellatin. Me da mucho gusto ver a Mario (ahora que lo pienso a Zel tenía como tres años que no la veía, a Mario: ¿cinco?). Nos abrazamos, nos ponemos al día y recordamos a Sergio Pitol, nuestros viajes a Tepito y unas buenas presentaciones literarias que terminaron en fiestas alucinantes. Mis amigxs van a tener una charla enfocada a la literatura. Me quedo a escucharla. Comienzo a recordar que Salvador Novo visitaba con mucha frecuencia este lugar (en especial durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz) y que muy cerca de aquí contrajo la enfermedad que puso fin a sus días. Pienso en Sergio Pitol y sus formidables libros. Escucho a Zel y a Mario hablando sobre escribir sin escribir, poesía, gremios, medios literarios, premios, becas, publicaciones, el oficio de escribir… mientras afuera sigue lloviendo y las tinieblas se posan sobre el complejo cultural. 

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Notas sobre el Kamp Fest

Durante mis años de adolescencia tuve un amigo cuyo padre trabajaba en un periódico. El señor era a todo dar y con frecuencia nos conseguía acreditaciones de prensa para ir a conciertos. Gracias a esa amistad y a esa práctica (tan cargada de nepotismo, corrupción y engaño) pude ver a las bandas que mi mermada economía nunca me iba a permitir (una de ellas fueron sus Satánicas Majestades Inglesas: The Rolling Stones) y obtener varios kits de prensa. 

Por muchos años quise ingresar a estudiar algo relacionado con el periodismo para poder seguir asistiendo a conciertos de forma gratuita (y con un sueldazo de camarógrafo, fotógrafo o reportero, y una envidiable colección de kits). Nunca lo hice, pero ocasionalmente asisto a uno que otro evento en calidad de prensa, pues mi economía sigue igual o peor de mermada. 

El pasado sábado 19 de agosto del año en curso asistí en calidad de prensa al primer día del Kamp Fest CDMX. El evento se celebró en el Palacio de los Deportes y la jornada de prensa se desarrolló más o menos así: nos citaron en la Puerta 1 a las 2:30 de la tarde. Llegamos, nos registraron, nos dieron algunas indicaciones, nos colocaron una pulsera y nos condujeron a la Sala Presidencial. En dicho lugar encontramos a varias personas que ejercen el oficio de periodistas, o una de sus variantes en alguna de las redes sociales más populares (youtuber, tiktoker, influencer, bloguero, etcétera). Tomamos asiento. Nos dicen que hay una especie de turnos para ir a las máquinas de las golosinas y los refrescos y a los sanitarios y que no se pueden sacar selfies con los artistas ni pedir saludos personalizados. Pasa el tiempo. La sala es triste y mal ventilada. Las sillas resultan insuficientes para lxs reporterxs, los camarógrafos, las nuevas generaciones que crean contenidos digitales y los colados (yo, antes que todxs): unos niñxs, unxs amigxs, unas señoras y unos señores. Comienza a llover y el tiempo y el aire se hacen densos. Nos dicen que la conferencia de prensa se va a reprogramar y que el evento iniciará más tarde debido a que ayer hubo un concierto (¿Big Time Rush?) y que la instalación del audio y la iluminación van retrasados. 

En la sala se hacen grupitos y varios más nos acercamos a la puerta a oler el aire cargado de lluvia. Me siento en el suelo. Nos avisan que en breve nos van a pasar a la pista. Que no ha entrado nadie. Que el público está afuera en un lugar en donde no se moja. Después nos piden que hagamos una fila y nos llevan a la pista. 

La entrada de la pista (ubicada a escasos cincuenta metros de donde estábamos) luce bien y desemboca en una pantalla gigante que presume el nombre del evento en unas brillantes letras de color verde. El público entra feliz y a gran velocidad. Pasamos y me despido de un nuevo kit para mi colección. Veo con tristeza que el recinto está casi a la mitad. Pienso que debe ser la lluvia torrencial y que en el transcurso de la tarde la entrada va a mejorar.      

Comienzan a sonar los acordes del primer grupo de la tarde: Lapillus que nos deleita con sus alegres coreografías, de hecho, el tiempo desperdiciado en la sala se va desvaneciendo con cada canción que interpretan. Cuando las artistas se retiran se programan en las pantallas videoclips de otros grupos de K-pop. Hori7on sale al escenario y arranca gritos y suspiros del respetable. Mientras el público (de todas las edades y todxs los géneros) y algunxs periodistxs disfrutan del evento unos cuantos camarógrafos y conductores y fotógrafos pasan haciendo una fila (del lado derecho del escenario) para ir a fotografiar y grabar a los grupos. La tarde y la música siguen con las actuaciones de Dingo Stage (Sik-K & Haon), Chung Ha (que es una cantante bien bonita y carismática y que se llevó la tarde y el corazón de lxs asistentes y que se dio el tiempo de presentar un tema nuevo cuya historia sucede en nuestro país) y Seulgi. 

El público sigue llegando, pero no es el suficiente para llenar los espacios habilitados. Mientras cae la noche los espectadores se refrescan con cervezas, jugos, agua y refrescos, y devoran sopas y pizzas instantáneas y palomitas de maíz y papas fritas. Muchas parejas aprovechan para darse sus besotes, salir a ver los puestos (uno de Bacardí, otro de Cassava Roots, uno más del Miniso y otro del Centro Cultural Coreano de México) sentarse a conversar, tomarse la foto y el video del recuerdo (en este tiempo si un evento no queda registrado en archivos digitales, o no circula en redes sociales en realidad nunca sucedió). 

BamBam hace acto de presencia y los gritos se incrementan. Aparecen los light sticks y se corean más fuerte las canciones. El audio, la iluminación y las pantallas (cada artista y grupo tienen sus propios colores y diseños) son formidables (hay muchas mujeres detrás de las cabinas, y es algo que aplaudo) y el público se comporta a la altura y disfruta cada tema. La primera jornada del festival (quizás uno de los primeros de K-pop que se realizan en nuestro país) está por culminar. (Todo pudo ser mejor. Los eventos van a mejorar cuando los organizadores entiendan que es mejor hacer una cartera de clientes, en vez de querer saquear a los asistentes). Me acerco a las gradas y veo una bandera de Perú. Sigo recorriendo el espacio y veo decenas de globos de color rojo y una bandera de Colombia. Sale al escenario iKON y se desborda la alegría… Nos acercamos a la puerta principal. Observamos los puestos. La noche se siente fría y cargada de lluvia y consideramos que es un buen momento de retirarnos y emprender el camino de regreso a casa.      

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Notas finales sobre el movimiento sonidero y la cultura sonidera

He tenido mil cosas que hacer. Por esa razón decidí no asistir a las mesas de trabajo del foro CDMX: Capital del Sonido. Dichas sesiones se realizaron del 14 al 17 de agosto del año curso en las instalaciones de El Rule. Los temas que abordaron fueron: Cultura (música y circulación cultural), Ciudad (espacio público y baile), Sociedad (género e inclusión) y Sociedad (trabajo y bienestar). 

En los días en que se realizaron las mesas vi varios videos y leí diversos comentarios. Como siempre sucede había los que aplaudían los eventos y los que los denostaban. Por lo poco que pude ver, leer y enterarme (gracias a las personas que asistieron y que me compartieron su punto de vista ya sea por mensaje o por llamada telefónica), considero que cada una de las mesas cumplió con su objetivo: plantear un tema que afecta de forma directa ya sea al movimiento sonidero, ya sea a la cultura sonidera, ya sea a las y los sonideros.

Las sonideras y los sonideros son apasionados de su oficio, cultura, música y patrimonio, por eso no es raro que los ánimos y las voces hayan subido de tono y que muchas personas hayan asistido a más de una mesa (en teoría sólo se podría asistir a una si se había cumplido el previo registro). Es importante señalar que las mesas son parte del análisis y diagnóstico que se deben de realizar antes de que sean presentados el plan de salvaguardia y la declaratoria como patrimonio cultural… 

Estas acciones y documentos han creado cierto desconcierto entre la comunidad sonidera. Lo anterior tiene varias explicaciones (señalo sólo algunas): 

  • No sé sabe cuántos sonideros y sonideras existen actualmente en la Ciudad de México (es posible que sean más de 5 mil, considerando a lxs propietarixs y lxs familiares que son parte del equipo de luz y sonido, la cifra podría llegar a 20 mil si se consideran los empleos directos e indirectos que generan, a saber: staff técnico, ingenieros, publicistas, barderos, vendedores, choferes, locutores, DJs, dulceros. Los hombres representan el 99.965% de la primera cantidad, mientras que las mujeres y los integrantes de la comunidad LGBTTTIQA+ son parte del 0.035% restante) (ojo: las cifras y los porcentajes son estimados, pues no existe un censo oficial que nos permita contar con datos duros y bases de datos); 
  • Hay un conocimiento parcial de las problemáticas de lxs sonideros (a saber: laborales, técnicos, logísticos, económicos, sociales, género, legales, salud);
  • No les queda en claro a lxs soniderxs cuáles son los beneficios (en caso de que existan) de la declaratoria y el plan de salvaguarda (algunxs creen que se convertirán en parte del gobierno y disfrutarán del presupuesto, otrxs que es un trampolín político que les permitirá obtener cargos públicos, unxs que les servirán de herramientas para trabajar sin problemas en donde quieran, muy pocxs entienden el contexto, la importancia y la trascendencia histórica de este proceso cultural); 
  • Hay una confusión entre los conceptos cultura y ambiente laboral, y cultura y reformas legislativas, y ambiente y movimiento, y procesos culturales y procesos políticos, y espacio público y espacio privado, privatización del espacio público y uso y disfrute del espacio público; 
  • Se piensa que lxs soniderxs que programan música tropical son los únicos que entran en la definición de movimiento sonidero (en este concepto están incluidas las discotecas móviles y los sonidos que programan rock urbano y otros géneros), y que por ende son lxs únicxs que generan una cultura sonidera y que serán los únicos que serán reconocidos por el plan y la declaratoria; 
  • Hay una representación atomizada del estimado (ojo: estimado; ojo: véase el primer punto) de los y las sonideras en la toma de decisiones (seamos realistas: es muy difícil que se interese toda la comunidad sonidera, o que exista una muestra representativa en las mesas de trabajo y los foros y sesiones informativas); 
  • Existe un entusiasmo desbordado por parte de lxs involucradxs en la promoción, la redacción y la defensa de la declaratoria y el plan de salvaguarda. Su discurso parece partir de la premisa de que a toda la sociedad les gustan los bailes sonideros (ojo: hay miles de personas a las que no les gustan, pero que respetan el oficio, la historia y la cultura sonidera; ojo: un amplio sector de la sociedad, pese a la existencia de los documentos, seguirá considerando a las y los sonideros como parte de la chusma astrosa de los barrios bravos), y esto no es así. De igual forma hay un pequeño sector que desea usar esas herramientas culturales para comenzar a lucrar con los espacios públicos (hacer bailes sin presentar documentos o que señalen que las ganancias, o una parte de ellas, serán usadas para mantener los espacios en óptimas condiciones, o fomentar programas culturales ya sean sonideros u de otra índole).  
  • Pese a la inminente declaratoria y la redacción final del plan es aventurado saber qué va a pasar con el movimiento sonidero y la cultura sonidera. Considero que es necesario crear tres escenarios. 1) Escenario ideal: ambos documentos resultan importantes para las y los sonideros y con el paso del tiempo ganan derechos laborales (como soniderxs) y la historia sonidera y la cultura sonidera y el oficio de soniderx adquieren más importancia; 2)Escenario real: ambos documentos se convierten un letra muerta y todas las cosas siguen como hasta el día de hoy (tanto jaloneo para nada); 3) Escenario catastrófico: unxs cuantxs integrantes del gremio y de personas ajenas a él se benefician de la cultura sonidera ante el descontento de la mayoría que no logra obtener nada.  

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Hemos comenzado a ver la serie de Ellas soy yo: Gloria Trevi (México, ViX, 2023). Siendo honesto no esperaba mucho de esta serie biográfica, pero lo que he descubierto en ella me ha asombrado. En cada episodio vemos el ascenso de la cantante y compositora y la consolidación de un siniestro círculo (conformado por la víctima, el victimario, la razón o el objetivo o el sueño, el testigo o los testigos, el vacío legal, el silencio de las afectadas) que empaña su felicidad. Las escenas, las actuaciones, los testimonios son de gran calidad y nos hacen pasar un rato lleno de melancolía, tristeza, odio, nostalgia y felicidad.    

Pedro Sánchez 

Texto y fotos

Agosto 23, 2023      

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